Idiotez a las puertas: un extranjero no se dará cuenta, un ruso no debe perdonarlo.
Escrito por: Valeriy Potapov (Валерий Потапов).
Traducido por: Facoquer
Crítica rusa a la película «Enemigo a las puertas».
Oficial soviético recién soltado de un manicomio.
Fui a ver la película ampliamente anunciada en occidente «Enemy at the Gates/Enemigo a las Puertas», dirigida por Jean Jacques Annaud. Después de «Saving Private Ryan/Salvar al Soldado Ryan», la cual me causó una buena impresión en general, esperé que este producto de Hollywood se presentara al mismo nivel. Pero contrariamente a mis expectativas… Bien, empecemos por el principio.
Desde los primeros momentos fui impresionado por las rosadas y bien alimentadas caras de los soldados rusos que iban al frente. Evidentemente, entiendo que la vida en occidente es agradable y dulce, pero ¿dónde estaban los maquilladores? Todos los soldados vestían nuevos uniformes de marca. Durante toda la película solamente vi a soldados bien alimentados, no voy a decir gruesos, pero incluso la barba de tres días de Danilov (a propósito, ¿por qué se pasea por ahí mal afeitado?) enmascara mal su cara bien arreglada. Creo que el director nunca consideró el hecho que la vida en el frente ruso en 1942 no era dulce, los restaurantes McDonalds no estaban allí y las salchichas no llevaban mantequilla. También me impresionó cómo viajaba la gente en el tren de mercancías. Pienso que el director nunca trató de imaginar cómo se siente uno al viajar en un vagón como ese, cómo te menea de un lado para otro y qué de difícil es mantenerse en pie.
El comienzo del espectáculo: Vasiliy llega al frente como si fuera un criminal, entre rejas.
Mientras tanto, el tren llega a una estación. Todos los civiles son descargados, los soldados son arreados a dentro y… ¡Algunos hombres empiezan a cerrar con llave los vagones! ¡Así es! Parece que los soldados rusos tienen que ser encerrados con candado. ¿Por qué? No lo sé. Probablemente, el director supone que nuestros abuelos lucharon solamente por miedo, y si fueran capaces de ello, hubieran huido y no habría quedado nadie para luchar contra el valiente ejército alemán.
El tren llega a la estación de Stalingrado. Abren los candados y los malignos comisarios empiezan a arrastrar a los soldados a fuera de los vagones. Otro comisario político permanece de pie al lado (probablemente, el jefe, y un pez gordo por encima de los otros comisarios), ondea una bandera roja y chilla por un megáfono. Yo no sé cómo nuestros camaradas occidentales ven esta escena, pero a mí me entraron espasmos de la risa. No he visto tal cosa ni en las series cómicas de «Fitil». Pero hablando seriamente, esto ya es un insulto y es mucho más serio de lo que pueda parecer en un principio. Los soldados rusos son mostrados como ganado estúpido liderado por demoníacos comisarios políticos. Por cierto, los comisarios políticos eran diferentes. Estas cosas pueden pasar en cualquier sitio, no solamente entre los comisarios políticos, por eso pintándolos de esta forma tan perversa parece extremadamente insultante. ¡Y es así cómo los muestran exactamente! No sé por qué Jacques Annad siente ese desdén personal hacia los comisarios políticos, puede que le robaran el dinero o una vaca, pero su resentimiento por nuestros abuelos rezuma por la pantalla.
El director de la película debe estar muy convencido de que todos los oficiales soviéticos iban obligatoriamente con un megáfono y una bandera roja.
La escena donde los soldados se bajan del tren me recordó a una fuga masiva de un hospital psiquiátrico, pero no el Ejército Rojo. Yo no lo sé, pero ¿puede que las tropas del Ejército de los Estados Unidos se bajen de esta misma manera?
El desembarco de los trenes parece una fuga masiva de un manicomio. En segundo plano no faltan banderas rojas.
La escena del ataque. Me quedé simplemente alucinado con el hecho que el ataque empezara con el silbido de un comisario loco. ¿Quién propuso este sinsentido al director? ¿O es que hizo un esfuerzo y no pudo inventarse nada mejor? Debe ser eso que llaman «licencia artística». El ataque en sí mismo sigue las mejores leyendas occidentales de cómo atacaban los rusos. En otras palabras: tonterías. Los soldados corren todo lo rápido que pueden hacia las ametralladoras como peces fuera del agua. Las ametralladoras les masacran. Esta insultante chorrada, bajo el nombre de «Olas Humanas» fue inventada en occidente durante los tiempos de la Guerra Fría y Jacques Annaud simplemente retrató fielmente ese cuento en la gran pantalla.
¡Esto sí que es una Human Wave (Ola Humana)! Así ve el director de la película un ataque de las tropas soviéticas. El color las caras de los soldados es rosado, como si fueran cerditos.
También muestra un destacamento del NKVD. No sé si había esos destacamentos en Stalingrado, probablemente sí. No obstante, lo importante no es eso, sino la imagen que dan de ellos. Empiezan a disparar a los soldados que se retiran y les disparan todos. Después de eso, con una música trágica de fondo, montañas de nuestros soldados muertos pasan por delante de nuestros ojos. El mensaje es claro: «Estos destacamentos mataron probablemente a más soldados que los alemanes. Solamente los bárbaros rusos podían pensar en cosas así.» Es difícil argumentar contra esto. Difícil no porque sea verdad, sino porque para refutarlo necesitarás leer listas y listas sobre bajas. Pero el espectador no le interesan los hechos aburridos, quiere espectáculo, cuánto más violento mejor. Por cierto, este tipo de destacamentos fueron usados ampliamente en la Roma antigua. La aniquilación de soldados no fue inventada por los bárbaros rusos, sino por el civilizado occidente.
Sin una bandera roja todavía se puede sobrevivir, pero el megáfono era el principal atributo de un oficial soviético.
Volviendo a la película. Hay tres personajes principales: el tirador de precisión Vasiliy Zaitsev, el comisario Danilov y la chica tiradora. El por qué Danilov es comisario durante toda la película no está del todo claro, puesto que el instituto de comisarios fue abrogado del Ejército Rojo ya en el 9 de octubre de 1942. A pesar de que él se presenta a Zaitsev como «politruk», Zaitsev sigue llamándole tercamente como comisario durante toda la película. Sospecho que Annaud simplemente no estaba al tanto que «comisario» no es un puesto sino un rango militar que corresponde a Mayor (comisario de batallón) o más alto. Mientras que «politruk» corresponde a Primer Teniente. Así pues, llamar «politruk» a un «comisario» es un grave error. Considerar a un oficial un rango por encima del que es era una falta muy seria en el Ejército Rojo. Por cierto, me di cuenta de algunas confusiones en el rango de Danilov. Al principio de la película tiene tres galones (el rango de politruk) y por eso es así cómo se presenta a Zaitsev. No obstante, en algunos momentos tiene cuatro galones en su lengüeta del uniforme. ¡El Ejército Rojo sencillamente no tenía ese rango! ¿Puede que hubiera confundido los galones con los nudos? Entonces, en algunos momentos, él hubiera escalado tres rangos de golpe hasta el puesto de «comisario de regimiento». Sigue sin tener sentido.
La cara del oficial soviético luce de la inspiración. Tal vez Jean Jacques Annaud interpretaría este papel mucho mejor.
Bueno, vamos a dejar el comisario en paz, porque es perdonable debido a que Jacques Annaud es un aficionado incompetente en estos temas. Otra cosa interesante es que todo el mundo llama a Zaitsev: «Vasiliy», ¡¿incluso su propio abuelo?! ¿Por qué el director no averiguó el tratamiento normal de dos rusos que son familiares cercanos? Cuando en The X-Files Mulder y Scully trabajan juntos durante años juntos y se llaman solamente por los apellidos, a todo el mundo le parece normal, pero en Rusia esto destacaría como un cuervo blanco en un suelo negro. Por ejemplo, no recuerda una sola vez que mi madre o mi padre me llamaran por el apellido o incluso por el nombre entero. Pero muy a menudo me llamaban por mi apodo. Habría sido normal que un abuelo llamara a su nieto «Vasenka», pero el abuelo le sigue llamando «Vasiliy».
El ataque de las tropas soviéticas siempre comenzaba con un silbato. Como si fuera un partido de hockey.
El muchacho Sasha juega a ser agente doble al mejor estilo de los agentes secretos más famosos. Como un James Bond pequeño. Lo que me impresionó fue su pulcritud, su buena alimentación y el blanco de sus dientes entre las pilas de cadáveres de la pestilente y sucia Stalingrado. Así como sus paseos con sus pantalones cortos exponiendo sus piernas por la ciudad. ¡Las heladas ya habían empezado por esas fechas! Esto me recuerda a otra obra maestra hollywoodiense con Kurt Russel corriendo con ropa ligera y sin gorro en un Ártico congelado a -50° C. Aparentemente, Annaud no puede imaginar lo que es el verdadero invierno. Una persona haciendo una película sobre Rusia y no tiene ni idea sobre algo así. Increíble.
Este rebaño en realidad son los heroicos defensores de Stalingrado.
Me asombré con la madre de Sasha. Hablando seriamente y calmadamente sobre cómo de bien le iría a su hijo estar de parte de los alemanes. ¡Nunca he visto semejante imbecilidad antes!
Uno de los diálogos entre Danilov y Zaitsev fue una sorpresa desagradable y de nuevo probó que Annaud no es más que un aficionado incompetente. La cosa va sobre el hecho que un periódico escribe sobre Zaitsev. Aquí el diálogo:
—¡Ahora soy una estrella! —exclama Vasiliy alegremente.
—¡Sí! —contesta de forma entusiasta Danilov.
—¡Es genial!
—¡Sí! ¡Genial!
—¡Soy famoso!
—¡Eres famoso!
—¡Sí!
—¡Qué bueno!
Esta sádica escena que representa el coito satánico entre los protagonistas. A lo largo de todo el acto sexual, la heroína abría los ojos salvajemente.
Y empiezan a abrazarse. Ah, ¡qué alegría! «Ahora son famosos y ganarán mucho dinero» me dije a mí mismo. Aunque por alguna razón el eterno sueño occidental suena muy patético en las ruinas de Stalingrado. ¿Puede que los rusos no lucharan por el hecho de salir en los periódicos y ser famosos sino por otras razones? Permaneció en secreto para Jacques Annaud.
¡Menudo retrato! El pintor de esta chapuza debió de pasar el resto de su vida en el Gulag.
La denuncia de Danilov a Zaitsev fue realmente preciosa. Danilov acusa a Vasiliy Zaitsev de tener una relación con una chica judía. Primero, no había ninguna represión hacia los judíos en aquella época. Incluso esta razón no es solamente estúpida sino peligrosa para Danilov. El denunciante puede ser arrestado y ejecutado en 24 horas por incitación a los conflictos interraciales durante tiempos de guerra. Segundo, la cara de Danilov tampoco parece la de un ruso.
Esta es una soldado del Ejército Rojo. Es probable que al día siguiente vaya a morir, por eso un día antes debe maquillarse para una sesión de striptease en un prostíbulo local, como mínimo.
Otra escena siguiendo el estilo de Annaud: la celebración oficial de Khruschev. Reconocí a Khruschev solamente después de que se introdujera él mismo durante su marcha al frente ante una formación de oficiales imbéciles. La celebración empieza con Zaitsev rodeado de periodistas. No me sorprendió el hecho que de que Jacques Annaud no tuviera ni idea de que los reporteros de guerra rusos no eran como los paparazzi occidentales. Y entonces… nos muestran un retrato de Stalin que simplemente me aterró. Algo lúgubre miraba profundamente desde el enorme retrato con un color de fondo rojo de sangre y de luto. Si un artista hubiera pintado a Stalin así no creo que hubiera vivido para ver el siguiente amanecer. Khruschev llevó a Zaitsev hacia el retrato con palabras de admiración para el gran y poderoso… y esperé que se arrodillaran en frente a ese retrato monstruoso. Yo lo habría hecho seguro. Evidentemente, entiendo que ese retrato fue hecho para que incluso el norteamericano (o ruso) más tonto entendiera que Stalin era el demonio, pero créanme, distorsionar la historia no es la mejor forma de demostrar que estás en lo cierto.
«Fiesta durante el asedio». Los soldados soviéticos, tras los mortales enfrentamientos, bailan alegremente «Svetit mesyats, vsetit yasniy».
La escena con los soldados rusos bailando después de un sangriento combate callejero me causó una agobiante impresión. Y encima el director no pudo encontrar nada mejor que la melodía de «Svetit mesiats, svetit yasniy» (La luna brilla, la luna está serena). Es tan estúpido como si los americanos, después de las grandes pérdidas en las Ardennas, empezaran a bailar la música de rock’n’roll de Elvis Presley. Todos los que lucharon en Stalingrado, tanto los rusos como los alemanes, han escrito sobre un agotamiento atroz, sobre las cosas que más querían en el mundo eran comer y dormir. Desafortunadamente estos sentimientos son desconocidos para el acomodado Jean Jacques Annaud, haciendo una burla insultante sobre cosas que no entiende para nada.
Un punto de especial orgullo para Annaud son los vehículos, pero incluso aquí no puede evitar pifiarla. Casi al principio de la película, el tren que va hacia Stalingrado lleva un vehículo blindado amarrado con dos torretas de un tanque T-34-85 con unos cañones desconocidos sobresaliendo de ellas. En algún punto en mitad de la película se muestra un panorama de las ruinas de Stalingrado. En el centro aparece un T-34-85, un modelo de tanque que aparece 18 meses después de los acontecimientos de la película.
La llegada a Stalingrado. ¡Qué felices son las caras de los soldados soviéticos! Lo mas probable es que acaban de comer en una marisquería o vienen de una barbacoa.
Me gustaría hacer un par de puntualizaciones acerca de las pintadas propagandísticas en ruso. Sí, todas las consignas en general son bastante estúpidas, pero jamás tan idiotas como las de la película. Créanme, conozco algunas de ellas como cualquier persona que haya vivido en el país del socialismo «victorioso». Hay muchos lemas absurdos en la película, pero el más abundante en aquellos tiempos (Todo para el frente, todo para la victoria) no aparece en ningún sitio.
En pocas palabras ¿qué pienso de la película? Puedo describirla en dos palabras: antipatía persistente. A la película le falta profundidad, es más plana que una mesa y tan estúpida como un clavo de una puerta. No es que los personajes estén mal interpretados pero apestan a una interpretación artificial y provincial de cuidado. Ambos, Zaitsev y Danilov, no parecen reales, marionetas, que no me hacían sentir ni simpatía ni antipatía. No me hacían sentir nada más aparte de pensar «¿qué les pasará luego?». Lo único que me gusto fue el tirador alemán. Creo que el Major Köning está bien interpretado. Tiene la sangre fría de un depredador y pocas emociones. Y me hizo creer rápidamente en: «¡Sí, este es el enemigo!» No obstante, he oído de mis amigos alemanes que ellos tampoco están contentos con su héroe.
El candado del vagón. Ahora resulta que los vagones se cerraban con candados, para que a nadie se le ocurriera robar soldados durante su suministro al frente.
Algunos diréis: «Cálmate, no te pases con las emociones, esta película no es para los rusos». Desafortunadamente, no puede estar de acuerdo con esto. Esta película va sobre los rusos, sobre su historia, sobre sus abuelos. No puede «no ser para nosotros». Hay una película llamada «Stalingrad» hecha por alemanes. El argumento: el triste destino de unos soldados alemanes. No sentí mucha compasión hacia los protagonistas mientros lo veía, lo cual es comprensible porque no voy a simpatizar con unos hombres que mataron a mis antepasados. Puedes decir que esa película no es para nosotros, que es verdad. Pero el problema es que la alemana «Stalingrad» es mucha más verídica e interesante que este trabajo desinformativo.
El «agente doble» Sasha. En medio de miles de cadáveres desconfigurados y restos humanos pudriéndose entre ruinas, la cara del chaval se ilumina por una inmensa felicidad.
¿Puede que Annaud siguiera ciegamente la opinión occidental sobre la guerra en el este? ¿Entenderían los espectadores occidentales una película como «V boy idut odni stariki» (Solamente los veteranos van a morir) o «U tvoego poroga» (En tu umbral)? No creo que aquí tampoco tuviera mérito el director. Es cierto que ellos no entenderían «V boy idut odni stariki» en occidente. ¿Sabéis por qué no? Porque sería la única película de este estilo en occidente y las demás varias «Enemigo a las Puertas» y otros cuentos de hadas. Y no entenderán nuestras película hasta que no empiecen a hacer películas fieles como las nuestras.
Alguien podrá decir que Ozerov o Bondarchuk (directores de la era soviética) también hicieron películas así. ¡No, así no! Puede que Ozerov tuviera problemas con los tanques, pero no los tenía con las personas. En sus películas veo argumentos interesantes, interpretados por buenos actores que entienden a quiénes representan. Puede que te entretengan las filas de oficiales de detrás de Khruschev. Puede que te preguntes ¿por qué me di cuenta? Te explico. Me di cuenta porque no había nada más en el plano. Había un tío calvo andando enfrente de una formación de idiotas y hablando sobre cómo los soldados se «cagaban en los pantalones». Para decirte la verdad, no me importa una mierda los problemas de ese tío y sus patéticos soldados. Qué aburrimiento. Quince minutos desde que la película empezó y me quedó claro que no tenía nada que decir a mi amigo americano cuando me envió esta película como regalo diciendo «Esta es nuestra mejor película sobre vuestra guerra». Solamente sentía vergüenza.
Esto no son paparazzi, no. Son los corresponsales de frente soviéticos.
Recuerdo cómo las lágrimas se me saltaban de los ojos viendo «Ellos lucharon por la patria», una vieja película en blanco y negro. También tenía fallos con el material y el argumento no era nada del otro mundo. Pero por alguna razón que no recuerdo, recuerdo la excelente actuación de Burkov y Shukshin, de Tikhonov y Nikulin y los personajes que interpretaron.
En conclusión, me gustaría preguntar si occidente es capaz de hacer películas sobre nosotros. Esto son películas sin rusos tontos o sin asquerosos caretos mal afeitados llevando sombreros de pieles (como el de Armaggeddon, por ejemplo). Parece que sí pueden. Una vez vi una película sobre el terrible asesino en serie soviético Chikotilo. Durante los primeros cinco minutos mi mujer y yo nos encontramos asombrados por un reparto tan cómico. Pero después nos olvidamos que era una película nuestra y todos hablaban inglés. Incluso el decorado apenas parecía la URSS. Olvidamos totalmente esto y vimos la película con mucho interés. ¿Por qué? Porque esa película estaba hecha sin los prejuicios repetitivos de la Guerra Fría, sin las imbecilidades llamadas «licencias artísticas». Esa película era simple y honesta. Y aunque describía el odioso socialismo, se podía ver. Mientras que de Jacuqes Annaud tenemos… bien, básicamente, lo que tenemos. Solamente recomiendo esta película para aquellos que buscan un diamante entre un montón de mierda.
El supuesto Nikita Khrushev «en la office». Los «files» (archivadores) de este tipo aparecieron en la URSS 50 años más tarde.
Nikita Khrushev, miembro del Consejo Militar del Frente, aprovecha cualquier oportunidad para ir de copas. No le importaba nada tomarse unos cubatas con un simple teniente.
Los grafitis nos dicen «Viva el socialismo». Podrian haber escrito algo mas típico de la epoca, algo como «Venceremos», «Muerte a nos nazis», «Por Stalin», etc.
RUSOS VISTOS POR LOS OJOS DEL DIRECTOR DE LA PELÍCULA
TOCAMOS BALALAYKA, ROBAMOS SI SE PUEDE Y NOS TIRAMOS PEDOS A LAS VELAS
JUDÍOS
LOS COMUNISTAS MALOS: HACEN PROPAGANDA, FUSILAN A LOS SUYOS, PERO NUNCA VAN AL COMBATE
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RUSOS VISTOS POR LOS OJOS DE LA PROPAGANDA NAZI
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